El término Kung Fu significa práctica y habilidad o entrenamiento y habilidad, lo que se adquiere con el tiempo, y tuvo sus principales exponentes en el templo Shaolin, de la provincia de Henan, en la zona norte de China central. En el 519 d. C., llegó proveniente del estado de Liang, el Maestro Ta Mo y enseño a los sacerdotes el arte de la defensa personal. El entrenamiento en el templo era duro y adoptaron reglas para asegurarse que los practicantes no hicieran mal uso del mismo. Crearon entonces doce reglas para los practicantes. La desobediencia era castigada con el despido del templo, la vida era dura para fortalecer el cuerpo y el espíritu, los graduados debían ayudar a la gente, no podían trasgredir la ley, entre otras.
Las artes marciales chinas tienen un pasado rico pero en muchos casos mal entendidos ya sea por desconocimiento de sus verdaderas raíces o como consecuencia de tergiversaciones de la verdadera evolución histórica de estas técnicas para así poder atraer la atención del neófito.
El templo de Shaolin y sus monjes guerreros legendarios han dado a luz e inspiración a los estilos más renombrados del mundo. El Shaolin Kung Fu se considera uno de los tesoros culturales de China y su presencia se puede sentir por todo el mundo como una forma de autodefensa que ha tenido 1500 años de uso realista y práctico. Shaolin Kung Fu y su fusión con el Budismo Chan (Zen) crea una forma de arte holística que promueve el equilibrio interior.
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